Al trabajar con otras personas, los conflictos laborales son inevitables.
Si bien los conflictos con tus compañeros de trabajo (o peor, con tu jefe) pueden ser estresantes, hay formas útiles de manejarlo que, a la larga, pueden fortalecer la relación laboral.
Entonces, ¿por qué es tan importante resolver estos conflictos? Los conflictos laborales hacen perder, aproximadamente, ocho horas del tiempo de la empresa cuando los empleados cotillean y recurren a actividades no productivas, según Joseph Grenny, cofundador de VitalSmarts. Por ello, tanto si eres líder en tu organización como un empleado ambicioso, lo mejor será que resuelvas los conflictos rápido.
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Los cuatro tipos de conflictos
Antes de intentar resolver un conflicto, puede ser útil darte cuenta de por qué lo tienes.
De acuerdo con Amy Gallo, quien escribió Guía para manejar conflictos en el trabajo de Harvard Business Review, existen cuatro tipos de conflictos laborales: conflicto de estado, conflicto de tarea, conflicto de proceso y conflicto de relación.
Un conflicto de estado ocurre cuando no estás de acuerdo sobre quién está a cargo. Esto puede suceder porque no está claro quién está realmente autorizado a tomar decisiones en función de la jerarquía de la organización, o se trata más bien de una guerra territorial en la que una persona cree que debería estar al mando en lugar de otra.
Cuando los compañeros de trabajo tienen un conflicto de tarea, están en desacuerdo sobre lo que hay que hacer o no están de acuerdo con el objetivo del proyecto.
Un conflicto de proceso puede ser similar a un conflicto de tareas, pero el proceso consiste en estar en desacuerdo sobre cómo se realiza el proyecto o la tarea. En un conflicto de proceso, por ejemplo, los compañeros de equipo podrían estar en desacuerdo sobre si una decisión se tomará por consenso del grupo o la tomará un solo individuo. O bien, un equipo puede querer ser estricto con un cliente mientras otro aboga por el compromiso.
Por último, un conflicto de relación ocurre cuando hay sentimientos personales involucrados. Esto puede suponer gritarle a tu compañero o levantar la voz. También podrías sentir que te faltan el respeto.
Consejos para resolver estos conflictos
Hay algunos pasos clave que te ayudarán a resolver los conflictos en el espacio laboral:
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Identificar el conflicto es el primer paso para analizarlo y resolverlo. Utilizar los cuatro tipos de conflicto mencionados puede ayudarte a ti y a tus compañeros de equipo a darse cuenta de cuál es el desacuerdo y a crear un terreno común para iniciar la resolución: ambos pueden estar de acuerdo en cuál es el problema.
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El mayor consejo para resolver los conflictos laborales es no intentar evitarlos. Fingir que un conflicto no está ocurriendo alimenta la agresividad pasiva y pone a tu organización a prueba. Especialmente si eres un líder de rango superior en la empresa, es importante abordar el conflicto de forma rápida y justa.
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Crea un espacio para resolver las diferencias. Esto es importante tanto si el conflicto es entre dos de tus subordinados, como si es entre tú y un compañero, o entre tú y tu jefe. Crear un foro adecuado para discutir el conflicto ayuda a abordar el problema. Además, deberías crear algunas reglas básicas, como respetarse entre sí o usar afirmaciones con “yo” y no con “tú” para guiar la conversación. Si el problema se produce entre todo el equipo, asegúrate de analizarlo como equipo y no señalar a una sola persona.
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Acuerda los pasos siguientes. Después de que las partes en desacuerdo se reúnan y, con suerte, lleguen a una resolución, es importante acordar los pasos siguientes. Tal vez se trate de una reunión semanal para estar en sintonía, o de acordar quién se encargará del siguiente proyecto. Luego, finaliza el encuentro con un apretón de manos.
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Perdona realmente a tus compañeros de trabajo y discúlpate. Tienes que decir “lo siento” cuando hayas hecho algo malo y perdonar a tus compañeros para garantizar un ambiente laboral productivo en adelante.
Qué hacer si eres el jefe
Si eres el líder en tu organización y dos de tus subordinados directos están en conflicto, puede parecerte fácil “ser el jefe” e indicarles que dejen de pelearse. Sin embargo, lo que realmente necesitan es un mediador. Es más probable que los miembros de tu equipo adopten lo que se decida en la resolución del conflicto si participan en su determinación. De esta manera se evitan futuros conflictos.
Tu función es determinar un momento para la conversación y establecer reglas básicas. Si la conversación no avanza, comprende que tienes que conseguir que ambas partes acepten estar en desacuerdo y seguir adelante.
Qué hacer si el conflicto es con tu gerente
Hay un dicho que indica lo siguiente: “Las personas no dejan los trabajos, sino que renuncian a los jefes”. Si te gusta tu trabajo, pero tu jefe no tanto, es mejor que encuentres una forma de resolver tus conflictos antes de pulir tu currículum.
Empieza por volver a aprender y preguntar las expectativas de tu jefe. Haz preguntas como “¿con qué frecuencia quieres que informe las actualizaciones y cómo debería hacerlo?”. Esto podría aclarar alguna causa subyacente de conflicto entre ustedes.
Luego, cada vez que surja una dificultad, asegúrate de acudir rápidamente a tu supervisor. En la conversación, deja las emociones a un lado, pero define directamente cómo te gustaría resolver el problema idealmente.
Luego, pon los acuerdos importantes por escrito. Puedes hacerlo al enviar un correo electrónico de seguimiento después de la reunión en la que se recapitule lo acordado.
Por último, identifica cuándo es el momento de involucrar a Recursos Humanos. Si el conflicto continúa, pide ayuda a Recursos Humanos para resolverlo y documenta lo sucedido.