Glosario para negocios

¿Qué son los activos corrientes?

Este artículo se ha creado con fines informativos y no debe entenderse como asesoramiento financiero, legal ni fiscal. Si necesitas ese tipo de asesoramiento, recurre a un profesional.

Los activos corrientes son los activos que se espera que se consuman o vendan durante un año fiscal, y pueden ser tangibles o intangibles. Se incluyen en la sección de activos del balance de situación de la empresa y resultan útiles para identificar su liquidez.

Ejemplos de activos corrientes

En contabilidad, el dinero y el cuasidinero se consideran siempre activos corrientes. Estos son algunos ejemplos de cuasidinero:

  • Equivalentes al dinero (como bonos a corto plazo y valores negociables)
  • Gastos anticipados

También se consideran activos corrientes otros activos líquidos, como las cuentas por cobrar y el inventario, pero con ciertos matices.

Por ejemplo, si una empresa tiene una relación desde hace mucho tiempo con un cliente, podría concederle más de un año para pagar sus productos o servicios. En ese caso, una parte o la totalidad de la línea de crédito se clasificaría como activo no corriente (o a largo plazo).

Del mismo modo, una empresa podría tener dudas sobre si un cliente pagará la totalidad de una factura a tiempo. En ese caso, una parte o la totalidad de la línea de crédito pasaría a la provisión para cuentas de cobro dudoso.

Asimismo, si el inventario de una empresa incluye muchos activos tangibles muy específicos, lo más razonable sería considerarlos activos ilíquidos, puesto que probablemente será difícil convertirlos en dinero de forma rápida y a un valor justo.

Cómo incluir los activos en un balance de situación

En contabilidad, el estándar es incluir los activos en un orden de más líquido a más ilíquido, lo que significa que los activos corrientes aparecerán antes que los no corrientes. Tanto los activos corrientes como los activos a largo plazo se suelen desglosar en varios componentes.

En los activos corrientes, el primer elemento será siempre el dinero (si es que la empresa tiene), al que normalmente le seguirán sus equivalentes. El caso de los activos no monetarios es más subjetivo. Sin embargo, los activos intangibles se suelen incluir antes que los tangibles.

Para los activos a largo plazo se sigue el mismo patrón. Es poco probable que incluyan dinero, pero sí pueden incluir equivalentes, como bonos a largo plazo. De forma similar, no tienen valores negociables, pero sí pueden incluir inversiones a largo plazo.

La mayoría de los activos tangibles de una empresa aparecerán probablemente en la sección de activos a largo plazo del balance de situación, e incluirán cualquier activo fijo, como los bienes inmuebles. No obstante, es posible que también se incluyan activos intangibles como el fondo de comercio.

Diferencias entre activos corrientes y pasivos corrientes

Aunque los activos corrientes son importantes, solo reflejan una parte de la situación financiera de una empresa, por lo que hay que analizarlos en contexto. Concretamente, deben compararse con los pasivos corrientes.

Los pasivos corrientes son las obligaciones de una empresa correspondientes a un año fiscal. La mayoría de los pasivos corrientes son costes relacionados con las operaciones, como pagos a empleados y proveedores, dividendos de los accionistas e impuestos.

Los accionistas suelen comparar los activos corrientes con los pasivos corrientes para conocer la liquidez real de la empresa. También pueden comparar los activos no corrientes y los pasivos no corrientes para hacerse una idea de las perspectivas de futuro de la empresa.

La importancia de una valoración exacta

Además de incluir los activos en la sección correcta del balance de situación, es esencial que se valoren con exactitud, sobre todo cuando se trata de activos a largo plazo, ya que sus valores podrían verse afectados por la apreciación, la depreciación o la amortización.

Una vez que hayas determinado una estrategia para valorar tus activos y tus pasivos con precisión, deberás aplicarla con coherencia para que los accionistas puedan analizar el rendimiento de tu empresa a lo largo del tiempo.

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